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Octubre 2013
Edición No. 296
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La imposición de la Cultura Cuchillos



José Flores Ventura.

En el tiempo de muchos años de tratar de comprender los diseños gráficos en las representaciones rupestres de las cercanías, de mucha observación metódica-comparativa y con los avances de la tecnología se ha logrado poco a poco desdeñar algo de la prehistoria de las culturas que habitaron quizás hace miles de años esta región. La más sobresaliente de ellas por su gran legado, pero sobre todo, por su magnificencia y particularidad en sus diseños es la de El Pelillal, en la cuenca del mismo nombre en el Municipio de Ramos Arizpe y áreas anexas hasta casi los 100 kilómetros de radio entre Nuevo León y Coahuila.

La captura de imágenes en 25 años sirve para comparar los motivos grabados de un sitio a otro e identificar los diseños que caracterizan esta cultura, pero en un análisis más profundo se han detectado al menos cuatro sucesiones, muchas veces en las mismas rocas grabadas con anterioridad, cada sucesión con características propias. Esta observación sistemática vino al ver los grandes tableros y hacernos esta pregunta: ¿por qué existen sobre posiciones si en un primer plano parecen bien ordenados los motivos grabados?

En los escasos estudios previos se identifica toda una repetitiva amalgama iconográfica rupestre entre la que destacan las cuentas, astas de venado, puntas de proyectil, navajas, atlatls, ondas arrojadizas, improntas, motivos geométricos, etc., todas atribuidas a una sola cultura o estilo (El arte indígena en Coahuila, Turpin, 2010:92).

Sin embargo en la observación sistematizada hemos encontrado que no todos estos motivos fueron realizados en un momento dado en la prehistoria, sino que fueron dejados uno tras otro, en las mismas rocas donde ya antes habían sido grabadas (¿por otras culturas?) en un lapso de quizás centenas o miles de años. Si a esto añadimos la presencia del Arte Móvil que no tiene relación con los grabados de la cuenca, estamos hablando de otra sucesión cultural en este lugar.

El hecho de que cada sucesión está caracterizada por formas muy diferentes a las que le precedieron o antecedieron, a que estas se expanden por varios kilómetros y de que están impuestas a las anteriores, pensamos que pueden atribuirse a culturas provenientes de otras latitudes que llegaron a posesionarse en esta importante y estratégica cuenca. Así se ha identificado la sucesión cultural de los atlatls que se caracteriza por los grabados de esta arma principalmente, y que posiblemente sea la más antigua sobre estos la sucesión cultural de los “hongos” u ondas arrojadizas, y sobre éstas la sucesión cultural de los cuchillos o navajas enmangadas. Cabe resaltar que no siempre existe la sobre posición ya que hay diversos sitios donde se observan autóctonos los estilos de estas tres formas culturales u otras no descritas en este artículo.

Fácilmente se puede identificar un estilo que sobresale de los otros por su elocuente muestra de imponerse sobre los ya existentes, del mismo modo que los cristianos impusieron la cruz sobre los sitios de adoración de las últimas culturas que sobrevivieron las épocas de la colonización, estamos hablando de la cultura de los cuchillos, diseños de navajas triangulares a ovoides y grandes puntas de proyectil que se yuxtaponen a otros diseños antiguos como las hondas arrojadizas, estructuras parecidas a hongos, así como de otras formas geométricas o cuentas. Los rasgos peculiares es que son de gran tamaño, a veces exagerados, sobrepuestos casi al motivo central de los tableros, de tal forma que son detectables desde lejos como si fuera éste el motivo principal en la roca.

Pocas veces fueron cuidadosamente grabados como los motivos que quisieron ocultar, más bien son toscamente, hechos con utensilios de cincelado robustos dejando claros en el relleno, adivinando detrás de ellas los diseños anteriores, incluso en algunas ocasiones no fueron terminados (Tablero de La Barreta, por ejemplo). En otras, aunque raro, es tal el querer ocultar lo que ya estaba que se hicieron grabados profundos, tantos que ya no es posible determinar los diseños originales como sucede en el tablero de los cuchillos en El Cerro Bola de Paredón (ver anexo).

Uno de los epicentros de la Cultura Cuchillos se encuentra al noroeste de la cuenca, un sitio donde la constante son las navajas enmangadas y puntas de proyectil tan grandes como hasta los 70 centímetros, además de cuentas numéricas, elementos estelares, etc. Aquí casi no se observa sobre posiciones salvo algunas ondas arrojadizas que ya estaban con anterioridad. Cabe hacer mención que algunos sitios localizados muy al este como en General Cepeda o Parras, también hay grabados de puntas de proyectiles o cuchillos, pero tanto el diseño como la talla no corresponden a los de la Cuenca del Pelillal ni tampoco se encuentran sobrepuestos a otros grabados.

Otra curiosa observación hecha sobre la simbología de la Cultura Cuchillos caracterizada por navajas y puntas, es que luego empezaron a hacer cornamentas de cérvidos; es aquí cuando hacen aparición esta forma propia de la Cuenca del Pelillal por vez primera ¿quizás como evolución de esta cultura o acaso la llegada de otra?

Las “piedras rosetas” de las cuales se ha hecho este estudio suman más de 200, se pueden encontrar en muchas partes pero sobresalen las de San José, San Antonio y La Falsa al norte de la cuenca, donde se observan las formas evolutivas en el grabado por sobreposiciones.

Resulta inquietante tratar de explicar el por qué todas estas sucesiones culturales estén basadas principalmente en formas armamentistas, ¿acaso vivían en constante guerra o son resultado de cacería abundante? En anteriores artículos hemos descrito la riqueza arqueológica así como de flora y fauna extinta, posiblemente esta riqueza sea la causante de disputas por este lugar por varios grupos humanos, y una prueba de ello es su monumental legado que comprende miles de grabados y pinturas rupestres en cientos de sitios en decenas de kilómetros tras kilómetro.

Una teoría suspendida en idea por algunos arqueólogos es referente a la territorialidad de los grupos de la región que se ve reflejada en la recurrencia de algunos grabados a modo de “grabado insignia” (Murray, 1979:32). La recurrencia de atlatls, ondas, cuchillos y astas podría significar esta territorialidad por varios grupos de cazadores recolectores en diferentes épocas prehistóricas para legitimar el uso del espacio, adueñarse y establecer límites con otras tribus (Jesús Ramírez, 2011: 230)

Resumiendo, diremos que hace miles de años existió una cultura que dejó grabados de tipo armamentista en forma de hondas arrojadizas, puntas de proyectil en forma de cuenta colgada, cuentas de puntos y otros motivos geométricos (esta cultura se habría impuesto a otra ya existente basada en las manifestaciones de atlatls); depen- dían de una cuenca lacustre alimentada por el Río Patos y de afluentes que bajaban de la sierra por cañadas donde se asentaron y dejaron abundantes evidencias arqueológicas.

Posteriormente otro grupo armamentista, caracterizado por grabar grandes navajas enmangadas, desplazó o aniquiló al de las hondas arrojadizas dejando testimonio de ello por la sobreposición de sus grabados en los que ya habían elaborado los de las hondas arrojadizas, además de establecerse en otros puntos donde no había evidencia de grabados anteriores dejando abundante testimonio arqueológico.

En este tiempo de duras secas las rocas areniscas seden al paso del calor y ocasionales humedales tormentosos como cedieron ante las invasiones de grupos que formaron las naciones naturales, dejando gran testimonio en representaciones rupestres en La Cuenca en el sureste del Coahuila rural el legado multicultural del Pelillal.


 
                         
         

 

           
                             
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